Llovía.

Muy fuerte. Me había pasado la tarde con la mirada perdida, pensando en él y esperando a que se conectara. Y no se conecto. Mierda! El examen de mañana lo iba a suspender.
Sali de casa sin paraguas, a ver si la lluvia de despertaba un poco. Lo echaba un montón de menos... Y aún quedaban dos semanas para volver a verle.
Empezó a llover más fuerte, y comencé a correr hacia el gimnasio.
-Heeeeey! Heeeeeeeey! Espérame!
Habría jurado que era su voz, pero con la lluvia no veía nada. Imaginaciones. Fijo. Decidí que ya no valía la pena seguir corriendo, y me metí en un portal para esperar a que se calmara el tiempo.
-¿Quién soy?
Unas manos frías me taparon los ojos desde atrás. Pero daba igual. Era su voz. Me di la vuelta, con una sonrisa de oreja a oreja.
- Has vuelto!
¿Sabéis esos abrazos de oso gigantes que se dan entre amigos? Exacto. Le di uno
-Parece que te alegras de verme...
+Mucho. Te echaba de menos, ya lo sabes...
Ahora el abrazo me lo dio él. 10 segundos, 20, media hora... no lo sé. Pero al fin volvía a verlo sonreír :)